El pasado viernes 3 de febrero, falleció en Madrid, como ya es de sobra conocido, don Juan Velarde Fuertes, una de las personalidades intelectuales españolas más notables del último medio siglo que, además era el presidente de nuestra Real Sociedad Geográfica desde hacía más de veinte años.
Con Juan Velarde se nos va no sólo el presidente de la Geográfica, el maestro y el amigo, sino también un referente de la vida política, científica y académica de nuestro país. En sus noventa y cinco años de vida pudo asistir en primera persona a acontecimientos esenciales de la historia de España, que luego rememoraba y explicaba a amigos, compañeros y alumnos, que tenían la suerte de compartir con él reuniones y tertulias. Había nacido en Salas (Asturias) en 1927, asturiano pues de pura cepa, condición que seguía ejerciendo como tal, a pesar de sus largas estancias en Madrid, Barcelona y otras partes de España. Como a todos los integrantes de su generación les afectó profundamente la Guerra Civil y sus consecuencias. Acabada ésta, se trasladó con su familia a Madrid, en 1942, donde terminó sus estudios de bachillerato en el Instituto Ramiro de Maeztu, nombre ilustre que el nuevo régimen había dado al antiguo Instituto Escuela, pero que, a pesar del cambio de denominación y de orientación ideológica, conservaba disimulado cierto espíritu institucionista que algo debió influir en sus alumnos de aquellos años y, en particular, en quien sería nuestro presidente. Ya en la Universidad, Velarde tuvo sin duda la suerte de formar parte de una de las primeras promociones de la recién fundada Facultad de CC. Políticas y Económicas de la Universidad Complutense. La Facultad, de la que fue su primer decano Fernando María Castiella, que luego sería ministros de Asuntos Exteriores, estaba formada, en su Sección de Económicas, por un brillante claustro de profesores, que fundaron la moderna ciencia económica española, además de dejar profunda huella en sus alumnos. Entre los primeros, es preciso mencionar los nombres de Valentín Andrés Álvarez, Manuel de Torres, Román Perpiñá, Olariaga, Castañeda, etc. Y entre los segundos, junto a Velarde, destacan los de Fuentes Quintana, Ramón Tamames, José Luis Sampedro, etc. Unos y otros y muchos más, serían, años después, los profesionales esenciales en la modernización de la economía española, permitiendo el tránsito desde la autarquía a la liberalización y el ingreso de nuestro país en la CEE. En esa Facultad y en ese ambiente, fue en el que Velarde culminó sus estudios, doctorándose en 1956 con Premio Extraordinario
Pero mientras tanto, Juan Velarde fue construyendo su vida profesional, llena de éxitos, pero también de dificultades en una España que salía difícilmente del hambre y de la posguerra. En 1951, con veinticuatro años ganó, con el número uno, las oposiciones para el ingreso en el Cuerpo Nacional de Inspección de Trabajo, puesto que siguió compatibilizando con su docencia en la Universidad. Gracias a ello, nueve años después en 1960, ganó la cátedra de Estructura e Instituciones Económicas, de la Universidad de Barcelona y cuatro años más tarde, la de Economía Aplicada de la Universidad de Madrid. Desde entonces la docencia universitaria fue sin duda su principal actividad, aunque no la única. Formando parte de la misma es necesario recordar asimismo su participación en numerosos cursos de verano, tanto en La Rábida, de la que llegó a ser rector, como en La Granda, de la que fue director y un actor esencial. Fruto de esta dedicación universitaria fueron los numerosos doctorados Honoris Causa de los que fue investido por las universidades de Oviedo, Sevilla, Alicante, Comillas, Valladolid, etc. En 1977 fue elegido Académico de la de Ciencias Morales y Políticas, de la que llegó a ser Presidente. Y en 1992, el mismo año de su jubilación como catedrático, recibió el Príncipe de Asturias, galardón doblemente satisfactorio para él, tanto por el prestigio del premio como por el nombre del Principado que ostentaba.
La jubilación y este premio supusieron para Juan Velarde el inicio de una nueva etapa profesional y académica. Un año antes había sido elegido Consejero del Tribunal de Cuentas, cargo que desempeñó hasta 2012, en el que pasó a ostentar la condición de Consejero Emérito y, sobre todo lo que aquí más nos interesa, esos años fueron los de su mayor implicación con la Geografía y con la Real Sociedad Geográfica.
En efecto, Velarde era socio de la Geográfica desde 1961, cuando recién obtenida la cátedra de Barcelona, solicito su ingreso en esta Sociedad, de la que desde su fundación, formaron parte no sólo geógrafos, sino ingenieros, historiadores, militares, empresarios de distintos ramos y, por supuesto, economistas como fue su caso. Además, su especialización en temas de la estructura económica de nuestro país y de su historia económica le predisponía para ser la persona adecuada para sintetizar ambas perspectivas de una misma realidad geográfica y económica a la vez.
No obstante, durante sus primeros años como socio de la Geográfica fueron poco relevantes, precisamente cuando mayor era su actividad pública como economista, político y escritor. Es en 1983 esa tendencia empieza a cambiar y Juan Velarde comienza a tomar parte más activa en las tareas de nuestra Sociedad. Ese año fue elegido vocal de la Junta Directiva y, seguramente como consecuencia de ello, fue el encargado de pronunciar la lección inaugural del curso, con el sugerente título: ¿Puede ser España una nación rica?, en la que trató un tema de sumo interés, tanto geográfico como económico, cuando el país se encontraba a las puerta de ingresar en el Mercado Común. Además, ese mismo año publicó también en la sección de Textos Clásicos de nuestro Boletín otro interesante estudio sobre: Una polémica en esta Sociedad, en 1883: Costa y Cánovas del Castillo ante el problema de España. Dos de sus temas de máxima atención, que trató en otras muchas ocasiones.
A partir de entonces puede decirse que la presencia de don Juan Velarde en nuestra Sociedad fue constante y fructífera. Sus colaboraciones científicas fueron permanentes, con varios artículos en el Boletín, de cuyo Consejo de Redacción formaba parte, sobre los más diversos temas geoeconómicos e históricos, entre los que podemos citar algunos especialmente significativos, como: Factores poco perceptibles que explican el cambio de paisaje del campo español (T. CXXXVII – CXXXVIII), La gesta de Colón: el nuevo horizonte económico de los siglos XVI y XVII (T. CXLII), Consecuencias de la investigación sobre los centros de gravedad de la economía española (T. CXLIX), Análisis macroeconómicos dependientes de la geografía: el caso español (T. CLIV) y Problemas económicos de Guinea Ecuatorial (T CXV), tema este último al que dedico gran atención, consecuencia de sus relaciones con el país africano, desde antes de su independencia y en cuya colonización esta Sociedad tuvo un papel relevante. Su último artículo publicado en nuestro Boletín hace menos de un año fue: Reflexiones actuales sobre el viaje a Las Hurdes de Alfonso XIII y sus consecuencias inmediatas, formando parte del ciclo con el que nuestro Sociedad ha rememorado el famoso viaje del Monarca de hace un siglo. No acabó aquí su interés por analizar aspectos en los que la Geografía y la Economía se interrelacionaban. El trabajo, recientemente enviado al Consejo de Redacción del BRSG: El comercio minorista y su acción transformadora de la Geografía española, se publicará en un volumen que la Real Sociedad Geográfica dedicará a su Memoria.
En la Junta General Ordinaria de 29 de Junio de 1998 fue elegido Vicepresidente 2º y en la de 23 de septiembre de 2002, Presidente de La Real Sociedad Geográfica, cargo que ya mantuvo hasta su reciente fallecimiento. En ambos puestos tuvo una estrecha relación con los dos presidentes que le habían precedido, José Mª. Torroja y Rodolfo Núñez de las Cuevas, así como con otros vicepresidentes, como Antonio López Gómez y Rafael Puyol, pero sobre todo con los Secretarios Generales que le correspondieron durante su mandato, Joaquín Bosque Maurel y María Asunción Martín Lou, que por razones tanto del cargo como de afinidad personal fueron sus más directos colaboradores.
De esta forma, Juan Velarde terminó convirtiéndose en un auténtico promotor de la Real Sociedad Geográfica, impulsando y presidiendo todo tipo de iniciativas emprendidas bajo su mandato: exposiciones, ciclos de conferencias, visitas, viajes, excursiones, etc. A este respecto fue esencial el empeño que puso en buscar una sede estable para la Sociedad, gracias a sus buenos oficios ante el Instituto Geográfico Nacional, primero en Montesquinza y en la actualidad en Ibáñez Ibero, así como la adecuación de los estatutos de la Sociedad a la legislación vigente, tarea nada fácil debido a los casi 150 años de antigüedad de nuestra institución y de los múltiples cambios ocurridos durante los mismos.
Por eso, no dudamos en afirmar que los veintiún años de la presidencia de Juan Velarde al frente de esta Sociedad Geográfica –el periodo presidencial más largo de toda la historia de la institución–, marcaran un hito en la vida de nuestra corporación y de la ciencia geográfica en general. Circunstancia que sólo los que tuvimos la suerte de trabajar a sus órdenes y de colaborar en sus proyectos estamos en condiciones de apreciar. Pero por eso mismo queremos dejar constancia, en esta modesta nota dedicada a su memoria, de su personalidad científica y humana y del enorme vacío que su pérdida supone.
Real Sociedad Geográfica